jueves, 26 de mayo de 2016

Entre líneas


En la ciudad de Pamplona Norte de Santander, se ve mucho la sociedad estudiantil, jóvenes de diferentes lugares del país, por ende, la diversidad de culturas, tradiciones, acentos, la forma de vestirse, los diversos géneros musicales, todo se incluye en solo paquete. 

De igual forma habitantes, no solo de la misma ciudad sino de otros lugares como: Venezuela, Cúcuta, Pamplonita, Chitagá, Toledo y otros municipios cercanos al humo frio de la provincia; que con el tiempo se van adaptando a las nuevas costumbres de los pamploneses, otros no tanto. Pero llegan y es con la idea de crear su propio negocio, como las comidas tradicionales de donde provienen y así mismo los estudiantes que llegan a colocar su renta, como: las peluquerías chocoanas; los costeños universitarios que colocan su restaurante costeño. 

Hay personas que cambian su esencia, su unicidad con fin de ser aceptados en los grupos sociales que hay en la región, ejemplo: si tiene el último celular parecido al que tiene el líder o mejor, es bienvenido. Pero ¿qué está pasando con nuestra autoestima?, acaso no nos queremos tal como somos. ¿Por qué importarnos como nos ve la gente? Lo que pasa es que nosotros los jóvenes estamos muy ligados a vivir de lo que piensa las personas que están a nuestro alrededor, pero no vivimos por nuestra forma autónoma de pensar, de que si estamos en este mundo es porque tenemos un sentido. No es por la casualidad del destino. 

En la vida hay muchos obstáculos, hay distintas maneras de sobrevivir; aquellos que están a la expectativa de lo que le dice el vecino y aquel que vive y sonríe por lo que Dios y su familia le dio.

De esta forma tenemos que ser agradecidos y caminar por las sendas que nos lleva a ser mejores personas cada día, a seguir disfrutando de las grandes cosas que tenemos, a dejar una huella donde se pisa. Todo eso, es vida, es mirar las dificultades como prueba de supervivencia. A no dejarnos deprimir por los malos comentarios. Al contrario; si nos relacionamos más con la gente, a invertir tiempo en aquellos seres que siempre están en constante movimiento y que son eje central en el contexto poblacional de la ciudad mitrada podremos obtener una mejor sociedad. 

Nosotros como futuros comunicadores tenemos que enseñar a la población que interactuar o trabajar juntos hace que las cosas sean aún más fáciles, a tener amor por nosotros mismos y por la gente que nos rodea, seremos y tendremos un mejor vivir. Al menos disimular, porque en Pamplona es donde vivimos y es la tierra que nos da de comer. 

En la misma academia se pueden generar espacios para que los estudiantes de la Universidad de Pamplona y la misma comunidad participen en eventos sociales. Es decir, crear actividades psicopedagógicas que permita la interacción entre ellos. Hacer y mantener, los miércoles de cine, un espacio libre para que cualquier persona vaya. A consolidar en los estudiantes la importancia que tiene el establecer eventos, integraciones con la población para que ellos se sientan parte y crean que son miembros y habitantes del municipio. 

Porque siempre son cosas para los mismos estudiantes y no, debemos hacerle sentir a los propios y visitantes que son el eje fundamental para conseguir la comunicación y el mejoramiento de la cultura ciudadana. Pamplona en un municipio pequeño pero grande en la infraestructura pamplonesa, por ende, conseguir relaciones sociales, económicas y políticas es una manera fácil de hallar la participación de los mismos. Proyección de videos, películas de temas sociales que ayude la concienciación y a la transformación de los mismos.
                                          Redacción: Génesis Patricia Soler Gelves

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