La poesía es un género
literario que nos trasmite la alegría, el sentimiento que cada persona narra
desde lo profundo de su corazón, es un arte, es aquello que nos representa
desde el interior, resaltando en el ser de “yo para mí y para usted” una
herramienta que nos permite expresar lo que queremos decirle al “otro” única de
tantas formas que la hace especial. Muchas personas escogen este género para hallarse
consigo y buscar paz interior.
De esta manera leer la
poesía trasmite emoción, afecto, cariño y amor, ¡claro que sí!, al leer nos
apropiamos tanto de la lectura que deseamos saber que hay más allá de esos
versos, conocer lo que el autor nos quiere revelar; nos llena de intriga como en
las películas, cuando nos enchufamos con la trama que genera ansiedad como:
“comernos las uñas”, así de esta forma pasa con la poesía; versos compuestos de
pasión y rencor que nos hace sentir protagonistas, esos que nos identifica,
aquellos que nos representa.
Según el concepto de
la Real Academia Española la poesía es “Manifestación
de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en
prosa; cada uno de los géneros en que se dividen las obras literarias. Poesía épica, lírica, dramática” así como existe conceptos claves y
argumentados por diccionarios nacionales hay percepciones empíricas desde lo
individual.
Entonces poesía
parte de la forma en como vemos el mundo que nos rodea, de las experiencias que
vamos asumiendo con los años; no es necesario tener u poseer “tantos” años para
escribir. Qué hermoso es contar detalladamente en versos las vivencias y que
las personas conozcan el sentido de cada línea hallándose como protagonista del
mismo.
Sabemos que es
Colombia y en el mundo que nos rodea; nosotros como jóvenes de este siglo, no leemos,
ya hemos perdido la costumbre de escribir, el romanticismo a través de la
redacción, y las garantías como autor sensacional en las mentes de cada
ciudadano, una huella prosista para las próximas generaciones, escritos,
poemas, frases, pensamientos, historias que han sido propias de nosotros y no
escribirlas, compartirlas. Existiendo herramientas tecnológicas que nos permite
difundirlas para cuando quien las lea se identifique, y que hoy en este tiempo,
el dueño de cada línea literaria sea un joven quien las cuente. Pero ¿por qué el
hábito de leer y escribir se ha perdido? Una de las razones radica en el hogar,
el colegio, en nosotros mismos, en no convertirnos en estudiantes o personas
activas.
También, una de
las grandes influencias ha sido las tecnologías; años atrás, la generación de nuestros
abuelos, leían y consultaban en las bibliotecas del colegio, y municipio, pero ahora es un
contraste; si en el ayer la internet eran libros hoy no existe lo tradicional
para nosotros, todo tiene que ser a través de la web, mediante buscadores,
blogger, páginas web, etc. La internet nació para satisfacer las necesidades
del ser humano: informar y poder comunicarnos con más rapidez.
La diferencia es
que no hemos sabido darle uso adecuado porque como está al alcance de nuestras
manos, “la fatiga se hace más grande” herramientas que cada día son mejores
pero que nos hace perder la crítica, la argumentación, la particularidad,
autonomía y origen de lo que podemos llegar a hacer, pero como todo no es tan
perfecto le echamos la culpa a estas, sabiendo que el problema es propio.
Porque podemos utilizarlas para complementar los vacíos a la hora de redactar;
mejor dicho “nos volvemos esclavos”.
Por todo, se ha
perdido la esencia, entonces cuando nos hacemos el siguiente interrogante ¿Para
qué sirve la poesía? Estamos haciendo referencia al “¿por qué leer?” esto nos
ayuda de cierta manera a humanizarnos, a tener cultura general, a construir
escritos que llamen la atención y que identifique a cierta población, pero no
solo a una comunidad específica, a nivel global, porque la poesía es: contar,
narrar desde el alma, eso que no somos capaces de expresar oral y por miedo
callamos, entonces ese es el papel de este género literario. Reconocer por lo
escrito lo que omitimos verbalmente.
Por lo cual
escribir hace parte de nuestro fuerte, y si leemos poesía, conocemos los mundos
de autores dueños de sus realidades, es entretenimiento, conocimiento y otras
cosas más. Pero mientras pasa el tiempo desaprovechamos todos los espacios que la
academia brinda. Sí, sabemos que hay cursos gratuitos donde podemos reforzar la
lectoescritura y no vemos beneficio ¿Por qué? Porque nos hace falta sentido de pertenencia,
adueñarnos de lo que estudiamos y de lo que queremos ser, y todo esto hace
parte de la literatura, del buen lenguaje, del compromiso que nosotros como
formadores nos hace falta tener.
Redacción: Génesis Patricia Soler Gelves