Hay momentos en la vida donde es
mejor callar, alejarse del mundo que nos
rodea, gritar para saciar nuestro dolor y hasta llorar para sentirnos serenos,
dueños de sí, dentro de un mundo donde la libertad es injusta.
Disfruté, viví muchas cosas,
experimente lo que un día no pensaba hacer, pero aquí estoy, luchando para
surgir, estudiando para conocer lo que ignoraba, sacrificándome para satisfacer
a los que amo; mi hijo que es lo que más adoro en mi vida, él es lo que soy,
por él aguanto todo, por él lo hago, pero si no logras entender es muy difícil
seguir contigo; entraste en un momento donde mi vida estaba devastada,
necesitaba tomar otros aires, respirar y reposar el humo del cigarro en otro
lugar, pero, cuando escribo estas líneas, me da sufrimiento con solo hacerlo
porque debo dejar que te vayas, no debo cortar tus alas, vuela, se libre, siga
recorriendo las calles de la ciudad en busca de alguien que te entregue lo que
yo no pude hacer.
Muchas decisiones se toman en
segundos cada mañana, esperando respuestas, consecuencias. Hay momentos en la
vida donde olvidamos que también merecemos ser amados, sentir otra piel en
nuestro cuerpo para olvidar la rutina y recordar que somos personas que
sienten.
Sé que más adelante mi pequeño me
juzgará por haberlo dejado como puede ser que me acompañe siempre y se sienta
orgulloso de lo que soy porque estuve con él.
Teniendo en cuenta que a mi lado
estaba alguien que no compartía su amor para conmigo, por eso te halle a ti,
entregándome a un ser que me correspondió y que no supe si realmente me amo,
así como te ame como antes no lo había hecho, amo vivir cuando estamos juntos,
pero no puedo irme y desechar todo lo que he construido, sería egoísta. ¿Qué
debo hacer? Olvidarme de mi hijo, fruto de un amor sincero y deseable en su
momento que nació para disfrutar, explorar y vivir en un mundo no perfecto pero
vivible.
Debo rehacer mi vida, tengo derecho
¿acaso no? Es complejo. Quisiera desaparecer y empezar de nuevo, pero, sí
vuelvo en el tiempo, yo perdí, desperdicie mucha juventud sin ningún motivo
real de las cosas y llore para decir hoy: ¡no! No quiero hacerlo de nuevo.
Te amo, pero mi amor es tan grande
que puedo dejarte ir, ¡en la vida todo llega y todo pasa! surgir como lo he venido
haciendo; vivo en la ignorancia absoluta, ese calor humano que me acompaña
todas las noches, no existe, la sabana que me abriga esta fría, debo calentarla
para que ella sepa que estoy ahí, el espacio de mi cama esta helada, al lado
mío un cuerpo, frió que no me toca.
Pienso en ti; te molestas, me
reclamas pero no sabes cómo vivo, cómo me siento, no me preguntas cómo amaneciste esta mañana al contrario
me peleas porque dormí otra vez con esa persona que aborreces ¿acaso no hay una
gran diferencia de descansar en el mismo lugar y aislados a dormir abrazados,
arruchados y demás cosas que hacen dos enamorados? entonces ¿para qué seguir
contigo si no confías en mí? Discusiones todos los días; sé que también tengo
culpa, ¡te reclamo! Creo que es mejor cada quien siga su camino, y así no
hacernos daño. Porque me hago daño, te hago daño, me haces daño, cuando me
hablas en un tono que solo tú sabes hacer.
Momentos de angustia llegaban al
tocar la puerta, me fijaba al espejo para tocarme, reconocer la hermosura de mi
físico y decir: ¿Por qué soy infiel? ¡Mi pareja no lo merecía! Pero en mi casa
estaba la mascota, mi hijo y la soledad. Un alma perdida en busca de amor, un
amor a distancia que me entendió y me amo.
Escribes con besos y caricias el
libro del amante, pasión y deseo cuando rozas mi jean, erizas mi piel morena,
tus ojos brillan como el sol de una tierra llanera, me das hambre de ti, es una
adicción que me llena cuando estamos aislados de la rutina que nos lleva.
¡Tropezamos pero gozamos, mi pareja no está dentro de mí, ahí está, aquí estoy;
ese, es el error!
Encuentro de labios, combinación de
perfumes que se penetran sin querer en el olfato, el cambio de palabras en una
noche, una tarde, una mañana, no importa la hora, el momento preciso es cuando
se hayan dos cuerpos alejados de la verdad en que viven; irrumpe las miradas,
la labia, el susurro al oído, los besos en el cuello, el palpitar de dos
corazones que corren sin miedo, y con ganas de sentirse bajo la luz artificial
o en la oscuridad de lo natural; lo importante son dos seres que se aman al
estar. Redacción: Génesis Patricia Soler Gelves