De
acuerdo a un pensamiento más sicoanalista es evidente que los medios de
comunicación están permeados por una jerarquización burocrática manejada por
unos intereses políticos y económicos propios de un sistema capitalista según
Michel Foucault nos dice:
No se trata insertar mensaje
publicitario pagado en los medios, si no de crear noticias de llamar la
atención de la esfera pública de formas alternativas, algo que concibe con el
objetivo de comunicación por los movimientos por la paz que en su caso
necesitan plantear sus actuaciones de forma que sean coherentes con las
actuaciones sociales que proponen. En otras palabras en este ámbito de la
comunicación publica el fin nunca justifica los medios, si no que los medios
tienen que ser coherentes con el fin (Foucault, 2005:59)
La comunicación por la paz y
las dinámicas de resolución de conflictos implican una participación exacerbada
de todo comunicador social que piense o intente tomar un conflicto local para
un fin noticioso. El compromiso es que el comunicador debe intervenir como
participante y protagonista de las problemáticas sociales de modo que asuma esta
responsabilidad como un ente mediador y generador no solo de ideas si no de un
cambio social y actor de proyectos basados en el renacimiento de las ideas
propias de una misma región.
Basado al conflicto interno en
Colombia que ya cumple más de sesenta (60) años, un conflicto lleno de injusticia
de actos ignominia como los que fuesen decapitados en aquel frente nacional en
la dictadura de Rojas Pinilla .
También ha sido marcado este
conflicto con la desaparición de más de trescientos líderes de la unión
patriótica después de unas supuestas negociaciones en el municipio de la Uribe
del departamento del meta , ocurridos en el año de 1984 bajo la presidencia de
Belisario Betancourt quienes aparentemente ofrecieron un garante político al
grupo revolucionario de las fuerzas armada
revolucionarias de Colombia (F.A.R.C E.P) convirtiéndose en ese momento
en el foco de atención global, esto origino la invasión de fuerzas aliadas
norteamericanas a territorio colombiano lo mismo que interventores de la ONG
internacionales con el propósito de aportar soluciones para este naciente
proceso de paz.
En 1986 fueron las selecciones
regionales y la unión patriótica logro un 30% de las curules en alcaldías del
país pero al poco tiempo Colombia fue testigo de la masacre política más
macabra propiciada por actores del gobierno y aliados estadounidense con el
genocidio conocido como el “baile rojo” es por eso que nuestro país se avenido
despertando y la necesidad apremiante que pide justicia por todas las victimas
que se han echado al olvido.
No ha sido la excepción en los
años noventa con la hegemonía violenta de Pablo Escobar el mismo que mando asesinar en entonces
el director del Espectador Guillermo Cano, el periodismo en Colombia en esos
tiempos era imputado para ejercer el libre derecho de expresión de su palabra
existió un temor permanente en aquellos que se dedicaba a informar y comunicar
al país con los nacientes grupos paramilitares se vivió la más espantosa y
cruenta violencia en contra del periodismo en Colombia en todas las regiones de
la nación se vieron en peligro muchos periodistas entre ellos Claudia Gurisati
sin embargo el punto más importante es resaltar por qué la comunicación para la
paz es el campo fundamental en cuanto a la participación ciudadana con la constante búsqueda de medios alternativos
en este país donde durante muchos años ha existido una hegemonía capitalista ha
sido más difícil lograr ese cambio tan anhelado para la población víctimas de
un conflicto si hablamos de ética de la comunicación involucra a la creación de
un nuevo modelo de información participativas para la población que vive en el
estado de abandono.
Los propósitos del periodismo
cívico son: reconectar a los ciudadanos con la vida pública, potenciar la
capacidad de deliberación de la ciudadanía y ofrecer información con miras a la
participación, la cual debe estar regida bajo estrictos parámetros como la
investigación bien
hecha.(Bonilla,Borja,pimienta,lopez,2008:53)
Si hablamos de desarraigo
social podemos hablar con exactitud la época colonial en Colombia, en donde se
vio el robo más grande de la historia. Señalar el aspecto fundamental del marco
político se expresa por medio del abuso de poder, aunque no es para menos ha
sido una colonia de los Estados unidos durante muchos años y el imaginario dela
paz que la OTAN le ha querido mostrar a los países mal llamados
subdesarrollados solo son mentiras fabricadas por un imperio dominante que ni
conoce la problemática interna y tampoco puede ser parte de la solución.
Los medios de comunicación en
este siglo xxI son llamados a ser generadores de cambio y reconstructores de
conflictos por la importante participación que tienen los medios en la
problemática local y es el tiempo de quitar ese miedo impuesto por los regentes
económicos dueños de los medios de difusión.
Los cuales inciden en forma
directa de cada proposición dada en el ámbito social y aún más cuando se
pretende llegar a la justicia es obsoleto porque siempre ha reinado la ley del más
fuerte por encima de la verdad por lo tanto, no existe ningún tipo de ética en
cuanto a la dignidad humana, ahora bien el empoderamiento de las comunidades en
cuanto a los problemas propios de una región, se requiere la participación
activa de los líderes cívicos y más de los comunicadores que deben cumplir la
función especial como agentes de cambio. El respeto por los derechos humanos
debe ser la prioridad en la agenda de un comunicador del pueblo por el rasgo de
injusticia que ha sufrido el país por más de 60 años que hasta ahora está
empezando a levantarse una generación, con el empuje aunque con miedos pero
sigue los pasos del caudillo Jorge Eliecer Gaitán. Creando una identidad de
servicio a sus coterráneos subyugados y oprimidos, silenciados y violentados.
Ahora tratados y diálogos se
programa y desde el punto de vista ético humanístico es un reto que tiene, la
responsabilidad de trabajar con las
comunidades como forjador de cambio. En vez de seguir dejando la intervención
extranjera es un riesgo que no se puede correr pues el peligro es inminente,
como sucedió en el África en aquel Aparéis, en donde se estigmatizo en muchos
casos al pueblo africano, en este contexto de violencia e injusticias se debe
tener el compromiso como comunicadores sociales de velar porque no solamente se
cubra la noticia con un fin mediático como conveniencia económica, al contrario
se debe comprometer con la seguridad de
dar resultados y cumplimiento serio .Los problemas en el conflicto colombiano
no requiere de una intervención militar o logística extranjera , se necesita el
valor de lo propio lo autóctono, el fortalecimiento del poder popular para el pueblo,
el comunicador como ente preparado en busca de la paz.
Como se consigue esa paz- el
camino es por medio de la libertad de derechos del ciudadano local para que esto suceda, el
periodista está en la obligación de ser aliado del pueblo. Y esa es la forma de
generar ideas , respetar los derechos del campesino que ha sido víctima de la violencia,
y de desaparición forzada y el gobierno nacional todavía permite la inclusión
de ayudas supuestamente humanitarias de la ONU intervencionistas, que sin tener
conocimiento del conflicto de acá pretenden dar solución a lo que ignoran.
Los medios no pueden ser
muñecos del imperialismo pues las consecuencias recaen sobre el mismo pueblo
que es mayoría y busca una solución al conflicto.
Como reflexión final es
importante complementar las ideas en lo que tiene que ver el comunicador con la
resolución de conflictos comprende de una solución ético-critica que interviene
de una manera directa en la creación de nuevas estrategias para generar cambios
sociales hacer justicia entregándole a la misma gente perjudicada por un
conflicto interno todas sus garantías, teniendo en cuenta que el trabajo de los
líderes locales es fundamental a la hora de decidir cuál debe ser el camino más
viable hacia la paz y hacia la justicia social.
Esto requiere un compromiso de
los comunicadores de esta región sin temor a hacer censurado o castigado,
precisamente la situación en nuestro país necesita no una intervención
extranjera si no la unidad del gremio de periodistas y estudiantes
universitarios mayor mente los públicos quienes tienen la obligación de hacer
cumplir los derechos de la población víctima de abusos y violencia, en el norte
de Santander los indígenas baríes se ven condenados al desarraigo y el temor a
retaliaciones violentas que buscan sacarlo de su territorio pero ellos están
comprometidos o deben estarlo dado que ya van más de 60 años de injusticias y
de robos y saqueos a la patria.
Una crítica común a todo los
estudios de paz en el mundo, bien se refieran al discurso de la paz liberal, la
ayuda de internacional o la perspectiva de los planificadores, la constituye la
narrativa dela responsabilidad de salvar al gran sur de sí mismo para traerlo
hasta “nuestro” nivel de estándares económicos, políticos y culturales y
legales del Norte. (Fontan, 2013: 41)
La transparencia en los entes
gubernamentales es vital a la hora de dar cumplimiento a un proceso de paz
liberal, en el caso de conseguir la paz lo primordial es descolonizar la mente
de la gente del sur y darse cuenta de la capacidad de solucionar los propios
problemas internos y quitar esa idea del colonialismo arcaico que solo a traído
desarraigo pobreza miseria y más guerras.