martes, 19 de abril de 2016

Trabajo es trabajo; así, no sea en una empresa



En la vida cada persona tiene un don, además de eso cada quien busca su propio sueño, su destino, un futuro mejor. Se prepara con el tiempo y escoge lo que quiere ser, pero a veces no todo sale como se planea por las decisiones que se toman. A eso se le llama “juventud” porque cuando se tiene cierta edad se cree que es dueño del mundo.

Los amigos se convierten en hermanos y los familiares en desconocidos, gran parte de la existencia no se valora, como el amor, el cariño y el apoyo que ellos les ofrecen, los seres queridos quieren lo mejor de cada uno, pero temen a que se equivoquen y luego todo lo planeado se vaya a la deriva.

Hay personas que tienen una realidad ejemplar, todo al alcance de las manos, un pasaje lleno de bienes materiales. Lo tienen todo. Pero en muchas ocasiones no tienen el afecto familiar; solo es dinero y nada más. Mientras que otros son afortunados, tienen una familia que les brinda, cariño y por supuesto el apoyo de forjar un mejor futuro. Y para ello se van a los Institutos Académicos, universidades, el Sena; lugares que le ofrecen un campo de conocimiento amplio para que se exploren así mismos y se enfoquen en una carrera profesional.

Por otro lado, aquellos que nunca quisieron estudiar y prepararse,  prefirieron trabajar y conseguir sus propias cosas. Tal es el caso de Fernando Rodríguez, un pamplonés con 26 años de edad; que ha trabajado desde muy temprano, la educación jamás ha sido un camino voluntario, dado a que se sentía obligado “nunca me ha gustado las letras y en realidad cuando mis padres me decían que estudiara pues yo iba y  me formaba profesionalmente por complacencia de ellos pero por lo general me salía de clase, iba y buscaba la forma de trabajar en algún lugar, de buscar… de tener por lo menos una moneda en el bolsillo” Cuando llegaba del colegio se dirigía para la plaza de mercado en busca de ayudar a su padre, cargaba bultos de mazorca, maíz, yuca y papa con el fin de conseguir dinero para él y su casa. En ese entonces Rodríguez tenía alrededor de ocho a diez años de edad “le colaboraba en el lavado de la papa, pues a escoger la papa que estuviera más buena, para seleccionarla y ponerla en una canasta; la papa más mediana en otra y la papa que viene por lo general mala la poníamos en otro lugar” esta es alguna de las declaraciones de una persona que siempre pensó en trabajar y no en ir a una institución educativa.

Avanzando en el tiempo, este pequeño pensaba en buscar la independencia en el trabajo, alejarse de su padre con el fin de ganar dinero extra para sus gustos y cosas personales “llegó el momento donde yo cogía algunas papas y las vendía por aparte y con eso compraba harina, intentaba la forma de que mi mamá me ayudara hacer empanadas para ir a venderlas a los barrios más cercanos al centro y con ese dinero me iba para las máquinas de juego o había un señor que trabaja en el parque con esos carritos automáticos pues yo le pagaba a él y me dejaba dar una vuelta en el parque, que esa es como la esencia de todo niño cuando ve algo así en el parque” comento con voz ligera y con seguridad en el tono.


Actualmente es un comerciante informal del municipio, lleva 6 años vendiendo bebidas calientes en el parque. Su horario laboral es de madrugada; se levanta a las 3:30 a.m. a preparar sus productos para que a las 4: 00 a.m. ya este todo listo y salir finalmente a las vías frías de Pamplona. Diariamente se está ganando entre 30.000 a 40.000 mil pesos libres. Los fines de semana es cuando mejor le va por el movimiento de los propios y visitantes.

Y así como él hay otras personas que viven de lo mismo; a diferencia de Luis Fontecha que lleva 30 años en el comercio. Anteriormente laboraba en la ciudad de Caracas en un almacén de ropa junto a sus hermanos y por la situación del país le toco emigrar, influenciado por su esposa se trasladó a Pamplona, viendo en el clima una oportunidad de trabajo, tanto así que se enfocó en los líquidos calientes.

Fontecha lleva 24 años compartiendo su vida al lado de una mujer que le robo el corazón, con dos hijos, una de 23 años, diseñadora industrial en la ciudad de Cúcuta y el menor de 21 años que estudia en el SENA y vive con ellos. Todos los días por la tarde, sale de su humilde vivienda ubicada en el barrio Cinco Esquinas en la entrada de Santa Martha. Su horario de trabajo es desde las  3:00pm hasta las 10:00 pm; sus ventas han sido buenas por el producto que ofrece “hasta el momento he tenido buena acogida porque siempre me ha gustado trabajar bien, fabrico un buen tinto, aromática, chocolate, café con leche, caspiroleta que se prepara de huevos, leche y galletas, y de eso vivo yo” así flotan las palabras de un hombre comprometido con lo que hace.

Al respecto conviene decir que en el mes de mayo cumple seis meses de caminar por los alrededores del centro histórico y en lo que encuentra tranquilo con sus colegas “me ha ido bien, pues hasta ahora no he tenido dificultades con las otras personas que llevan 25 y 30 años” dicho de un modo tanto cierto “es uno de los trabajos que tiene más salida en la ciudad de Pamplona, a parte la bebida es caliente y para el clima de aquí se presta para eso”.

Aquí vale la pena hacer una pequeña digresión sobre sus estudios “yo siempre quise estudiar, pero antiguamente los padres poco se preocupaba por darles estudios a los hijos, pero yo llegue a un estado que no estudie más porque tuve que trabajar para ayudar a mis padres. Mis hijos han estudiado porque yo me he esforzado mucho por ellos” así lo expreso acompañado de una mirada sensible. Floreció en un pueblito del campo y la sabana “yo soy de un pueblo que se llama Landacio aquí en Santander del Sur, hay nací, pero yo me crie más que todo en Barranquilla, desde los seis años hasta que tuve la mayoría de edad y luego me fui para Venezuela, pero antes estuve en Cúcuta y en Cúcuta me casé con la que ahora es mi señora” sus padres son campesinos y tiene ocho hermanos vivientes y cuatro que han fallecido.
En todo el territorio colombiano no existe una cifra exacta de cuantos vendedores ambulantes hay; pero si se encuentra una estadística de ciertos sectores correspondientes al tricolor nacional. Representando porcentajes muy alto en ciudades como Quibdó, donde la informalidad llega al 84,14 %, seguido por Riohacha con una tasa de 81,23 % en Barranquilla es del 72 % las ciudades más grandes reportan cifras “menores”, Medellín tiene la más baja informalidad, con el 50 % y en Bogotá según el último censo realizado por el Instituto para la Economía Social (Ipes) en el mes de julio del año 2015, el número estimado es de 47.800 vendedores informales y en Pamplona - Norte de Santander; no existe un número exacto pues cada año son más las personas que llegan de diferentes partes entre esas, Venezuela.

La crisis laboral que enfrenta Norte de Santander es crítica, pues Cúcuta es la ciudad con más desempleo e informalidad laboral en el país, situación que el gobierno colombiano atribuye a “la inestabilidad en la economía venezolana”. Más de 79.000 personas no tienen empleo en el municipio de Soacha (Cundinamarca), registrando los municipios de Villa del Rosario, El Zulia y Los Patios, un índice de desempleo del 19.5 %, el más alto del país.

Es fácil comprender porque la gente busca un refugio en el trabajo informal, visto al desempleo o alguna incapacidad física, es por ello que Yefri Joan Pérez, pamplonés, nativo de la niebla y primo del calor humano de esta región cultural, eligió recorrer por la senda de los tintos, panes, arepas de queso, golosinas y entre otras que los caminantes requieren cotidianamente.

Hace 14 años trabajaba como agricultor en la ciudad de Venezuela pese a que sufrió un accidente de moto, causándole daño al movimiento de uno de sus brazos y en lo que afectaba su condición laboral. Por otro lado, el país vecino estaba en una situación delicada así que prefirió volver a su tierra natal; donde empezó con otras labores “estuve vendiendo por aquí en Pamplona; pulseras, areticos y eso, pero no me dejaban trabajar, me caía la inspectora, la policía y que no, que aquí no se podía hacer, que tal… Yo le decía, déjeme salir de la mercancía que tengo.  Y por la cuestión de la mano no puedo hacer más nada porque no puedo hacer fuerza” afirmo con voz baja.

Todo esto llevo a Pérez a crear un carrito de tintos “estoy vendiendo tintico que es, lo que aquí en Pamplona dejan trabajar mejor y se defiende mejor. El tinto; porque se pone hacer otra cosa y no lo dejan, le cae la inspectora y cualquier cosa le cae y lo joden a uno, entonces le toca es vender tinto” tranquilo y satisfecho, comenta uno más de los vendedores de tinto en la ciudad cultural de Colombia, Pamplona.

Llegado a este punto se puede decir que las personas desempleadas ven en el trabajo informal la oportunidad de mantener una familia estable. 
                                                           Redacción: Génesis Patricia Soler Gelves

jueves, 7 de abril de 2016

Hasta Entonces

Este es un monólogo editado del original "¿por qué el amor?" adptandolo a una historia vivida por Tatiana y Génesis Soler. Espero les guste el editado.


¿Que por qué elegí no enamorarme más? vaya que gran pregunta…en realidad, yo no ELEGÍ no enamorarme en todo lo que me queda de vida…sino que, simplemente, el amor no me eligió a mí, ntonces…bueno. Me venció la venganza…¡Si tu no me vas a llegar nunca, entonces yo tampoco iré a buscarte! No…me canse… 
Así le dije, y parece que me entendió…y le aclaré muy clarito -me hiciste pasar malos ratos amigo, así que ahora, ándate, búscate un nuevo camino, busca a otra…
Ustedes se preguntarán ¿por qué tomé esta drástica decisión, bueno,simplemente, porque en mi cortos 19 años de vida, el amor nunca tocó a mi puerta...nunca, ¡triste realidad cruel verdad! no soy de esas personas que mueren de amor…así que me dije…el amor es bello, ¿quién dijo que no? yo no escogí vivirlo pero si sentirlo... BASTA, ¡hay cosas más importantes en que pensar…y se acabó! Aunque…ahora que lo pienso mejor…debe ser muy lindo estar de novia…yo veo a mis amigas o las parejitas en la calle y muy dentro de mí me da algo así ¡que no sé cómo explicar!…tiempo atrás, con él… esos momentos únicos aquellos lugares, las fotografías que transmitían nuestra felicidad y las canciones como olvidarlas las letras... Inmediatamente sentía esas cositas en la panza… ¿será que son las maripositas de la que me hablan mis amigas? Y de las cuales no recuerdo sentir hace algún tiempo…. ¡que horrible me siento, debe ser lindo!….es muy lindo, realmente es maravilloso estar con otra persona que te entienda y que no te señale Me doy por vencida…quiero estar con él, y si, es solamente él, lo que busco y lo que quiero. 
Sé que más adelante talvez mire hacia atrás y me de risa leer lo que algún día le dedique y mientras eso pase quiero hacerlo bien.
Redacción: Génesis Patricia Soler & Tatiana Rojas