lunes, 7 de noviembre de 2016

Un recuerdo que permanece

Nunca paso nada entre tú y yo, dos seres que se gustaban al encuentro de las miradas encontradas, caí en tus ojos. Oh, una voz silenciosa perturbaba mi imaginación cuando te observaba. Tú sonrisa me enloquecía hasta que un día perdí las ganas de saber de ti; me desvelaba pensándote, esperaba el tiempo necesario para que respondieras mis mensajes, recibía un visto azul en mi pantalla; mi decepción siguió, pero no me detenía hasta que me mandaras una nota de voz, quería escucharte, era ilusión en mi corazón la que desperté sin razón.

Solo un juego de corriente se convirtió en dolor, tristeza dentro de mí, desilusión para mis seres queridos que no supieron nada de mi amor secreto por alguien que se alejaba de mí sin razón o bueno si había un ¿Por qué? era yo la que no aterrizaba y la que estaba dispuesta a que pasará algo sin estar totalmente segura de las consecuencias que vendrían. No entendía que me pasaba, solo sabía que cuando nos veíamos la pasábamos bien, y como yo cuando estoy con alguien trato de que el tiempo invertido sea único y apático al de otro, de manera que mi otra parte sienta la necesidad de volverme a ver.

Su belleza me tenía encantada, la forma de referirse a mí, era una lista de placeres, gustos, no sabría explicar ese sentimiento que despertó sin algún motivo. Cuando terminaba mis oficios varios de la universidad, tiempo me quedaba para descansar, lo usaba para pensar e imaginarte, utilizaba mi celular para buscar tus fotos por la web, ¿Qué me ocurría? No sabía, quería escribirte, pero me pasaban muchas cosas por la mente antes de hacerlo.

Un día como hoy en clase de habilidades comunicativas conocí a varias personas de las cuales aprendí a realizar diferentes actividades, entre esas a no derrochar el tiempo; cuando de la nada me estaba viendo una mujer que con su vista me perseguía. Lo sentía, supongo que no necesite de un espejo para asegurarlo, su nombre: Karen Murillo, estudiante de Diseño Industrial. Me la presentaron en aquella tarde, entablamos una conversación, tan plana era, que la noche se apodero de nosotros, su compañía, el escucha que demostró mientras yo hablaba, sus problemas, mis dificultades, todo hizo parte de la misma cadena de sentimientos, lo que permitió una relación amistosa.

Revise el movil y aún el chat seguía en visto azul, la esperanza que me respondiera se murió, no intente más, deje por el camino esa falsa ilusión de escribirle, sus estados tan tristes, me llenaban de intriga y quería saber el ¿Por qué?, entonces volvía a insistir faltando a mi palabra el no volverlo hacer, pero quería saber lo que le sucedía, pues mi intención era compartirle que:  ¡la vida es bella, sonreír alegra el alma y rejuvenece el corazón! Y que aquí estaba yo, esperando su postura.

Podría ser la niña más sincera e ilusa que podría existir en ese momento, al lado de alguien ajeno a mí realidad. Pasado un tiempo decidí no revisar su nombre en ninguna red social, alejándome por completo, priorizando las cosas que me eran importantes, mi presente, el futuro que moldeaba y lo nuevo que había empezado.

Por lo anterior quería experimentar, pero mis conductas se dejaron llevar por los comportamientos de aquel ser atractivo, que, con sus ojos brillantes, sus manos tan suaves, mis palabras, sus palabras, todo fluyo, tanto que el tiempo se convirtió en nuestro mejor amigo; una noche de enpijamada por primera vez se convirtió en un sello que por semanas no desvanecía, universitarios, jóvenes recién salidos del colegio. Empezamos a conocernos más entre nosotros, otras miradas, nuevas personas, diferentes edades, extrañas conversaciones, todo en mí cambio y realice algo que me marco, no sé si es bueno para otros, pero para mí fue chistoso, divertido, especial y diferente.

Al pasar un mes, mi cabeza estuvo llena de trabajos, saturada en investigaciones, no había herramientas tecnológicas en mi cabeza, ni personas que invadieran mi mente, solo me preparaba para exposiciones; me aleje de las redes sociales, mi sentido eran mis deberes. Estaba en que debía prepararme para la entrega del primer corte académico y reposar el segundo corte con más astucia, esfuerzo, disciplina era mi pan de cada día. Mientras esperaba el sábado con ansias, quería ver la prima de Karen, una niña de mirada tierna, sonrisa arrolladora la que había conocido aquella madrugada, claro, apática a mí, pero que goce durante un par de semanas y en la cual compartió su orgullo conmigo que para mí se convirtió en nada, ignorancia.

Por otro lado estaba Karen, un ser maravilloso que siempre me hizo saber su presencia, gran ser humano, compañía agradable y personalidad única, incomparable a las chicas que he conocido, entre risas cuando escribo este texto digo: ¡fue una locura mental! Pero contigo experimente mundo apático al que vivía en mi ciudad. Fueron momentos de nostalgia, cocina compartida, risas elocuentes, nudos en la garganta, voces quebradas y una misma saliva combinada. Me fui alejando para no hacerte daño, mientras yo me olvidaba de su sangre segundaria, tú estabas constante; una marca se borró sin recuerdos.

Sin embargo, aún estaba ese ser llanero rondando mi mente todos los días, me preguntaba ¿Qué estarás haciendo? supongo que durmiendo junto a las sabanas calientes por el aroma de su mismo cuerpo. Me imaginaba una silueta envuelta y excitante que esperaba la noche para seguir con la rutina; mientras tanto mi subconsciente le daba malgenio pensar que ya debía estar trabajando, donde su prioridad era conseguir dinero, seguramente tienes un motivo no juzgo su pasado solo espero comprender su futuro.

Es algo raro lo que siento, nunca antes me había pasado algo así, será porque no había visto más haya de mis ojos, no lo sé, pero creo que me tome las cosas muy enserio, sí, sé que soy muy pequeña y no puedo brindarte una estabilidad, pero simplemente me gusta y no puedo evitarlo, esa sonrisa sensual, maquiavélica de doble sentido, es un imaginario que de mí no puedo borrar. 

Solo sé que quiero verte otra vez, soy dueña de mi mundo y tú haces parte de él, quiero que intercambiemos pensamientos, sentidos, ideas, chistes, sonriamos de la mano, no apaguemos este sentimiento, no pienses en mi familia y viva el hoy. Compartamos lo que podamos vivir, simplemente no hagas planes, deja que la vida te sorprenda, a lo mejor mañana no ya no seas nadie para mí. 

Tal vez ya has conseguido alguien más, una persona que te puede brindar mejores estabilidades y estén más cerca el uno del otro. Así pasaban los días, mientras yo estudiaba, fui perdiendo contacto con las chicas, con mi gente, y con las redes sociales. Fui conociendo otros mundos, tanto así que empecé a mirar las cosas con otro color e imaginar ¿Qué sería si me fuera a otra ciudad? Razón por la cual, viaje a otro destino, Pamplona. Mundo de modas, ciudad de tentaciones, deseos carnales y placeres mentales. 

Pasaba el tiempo y no te olvidaba, fui a mi llano, te vi, conversamos, nos abrazamos y entre palabras nos cruzamos; sonrió cuando te escribo, me alegro cuando te veo, porque eres este recuerdo que quiero desde hace años, un beso no me has dado, mi piel no has tocado y tu mano no he llevado, caminemos un rato, así como un rayo, recorrer rápido que el estruendo es largo. 

Experimentar es mi deseo, hacerlo realidad es tu sueño, dejemos que la música sea nuestro complemento que al final, todo es un recuerdo, una experiencia, una sonrisa, un beso, un abrazó, una caricia y un adiós. 

Así fue como termino mi historia con Karen y su prima, aunque al igual tengo sus “contactos” pero nada es para siempre, no es lo mismo, todo es diferente, la vida, mi visión, la cosas, el mundo, la forma de comportarnos, eso es: la historia, cambiando al ritmo del tiempo.  
      Redacción: Génesis Patricia Soler Gelves