lunes, 8 de agosto de 2016

Una inspiración para contar



En la vida no necesariamente se tiene que estudiar para conseguir lo que se quiere lograr, a veces solamente con el talento que Dios nos donó y las ganas de perseverar, las metas se pueden lograr.
Así, ha sido la vida del poeta norte santandereano Oscar Augusto, un hombre de sesenta y cinco años de edad de altura media, ojos color miel, con manchas en el dorso de los brazos por la edad y el por el sol que lo acaricia sin piedad, cabello blanco y barba blanca, lo acompaña todos los días en su diario caminar; porque su trabajo es circular y escribir por donde quiera que vaya, dejando poemas, escribiendo lo que ve, narrado historias en un papel y acompañándolo las hojas de su mochila negra. Donde guarda cada texto como su más preciado tesoro.

Para Oscar uno de sus poemas favoritos es el de bosque de niebla, Árbol del Secreto Origen que fue hecho el 23 de abril del 2012 en la torre del reloj en la ciudad de Cúcuta y recitándolo con la fluidez de su voz y con alegría en su rostro, decía “árbol del secreto origen, un cielo de jazmines acompaña el camino y un hombre de raíz cósmica florece a su orilla, de rosas se usó de los venados, el trino del turpial, el vuelo del gavilán, la iguana del almendro, la danza celeste de la mariposa azul, son para el ensueño de sus ojos, relámpago que de silencio de su sombra es luz y canto de un secreto origen, florece el día en las sagradas iluminación, que silenciosa la desnuda en su mirarte vivo rostro, donde la fiesta es buena quien la canta, en el inverso ojo del animal que es, la flor de las acacias florecidas, encuentras el crepúsculo solar, la embriagues celeste, enamorada del sueño resplandece, el sol de la vida que canta y vuela, ama la intemperie del viaje, la travesía de sabia encendida, entre naranjos y relámpagos de flores, efímera huella de sus ojos, la fugacidad que oculta la lucidez de su sombra, delirio amoroso del cuerpo que la posee y la inventa” esta es una estrofa de versos enamorados y ritmo cómico en el papel de un hombre viejo y un corazón joven para inventar poemas al compás del tiempo.

Actualmente reside en la ciudad de Cúcuta, pero está de vacaciones en la ciudad fría de Norte de Santander, vive solo o al menos no con una persona, porque su vida son los libros, los poemas y todo lo que puede escribir para dejar una huella en los lugares a donde ha ido “Bueno es muy grato, estar en la ciudad de Pamplona, porque es una ciudad muy bella, no tanto y tanto, tanto así también, por su arquitectura, si no por algo más secreto que está vivo y permanente, y a la mirada de todos, con la cantidad de jóvenes que hay en este lugar y que le da mucho calor a esta temperatura que hoy nos acompaña, de la temperatura de la ciudad y esos jóvenes que alegran la vida, que están ansiosos de conocimientos y saberes, es maravilloso” así aseguro Oscar, decorándolo con hermosas palabras que llenan al lector de magia y gusto, contextualizó diciendo que fue criado en el campo y la sabana, relacionándose con la naturaleza viva y otras cosas donde se respiraba el aire natural de vida  y que con el pasar de los años, son una marca. 

Cuando estábamos sentados conversando de sus antepasados, sonreía con gran alegría, que su felicidad se reflejaba en la mirada de sus ojos y se perdía en un horizonte con destello floreciente, que sus manos se balanceaban al puntualizar los amargos recuerdos más frescos de su mente. Asegurándome que no le gustaba echar memoria, que eso era mejor así para no hacerse daño. Al escuchar esas palabras, me decía, tal vez tenga razón ¿para qué volver atrás si lo que importa en lo de ahora?, pero, las vivencias y las huellas hacen parte fundamental de la vida humana, por ende, es mejor contar lo que te hace reír. Y fue cuando empezó a contarme “Si yo soy sincero, como el agua del rio y tan transparente como el vuelo de un ave, yo diría que soy un niño campesino que aprendió a leer y a escribir en el campo” relato pausadamente y con dolor en el tono de su voz, tanto así que sus palabras conmovieron mis sentimientos. Complemento con entusiasmo, que en su infancia no tuvo la oportunidad de tener libros para reforzar su aprendizaje; pero era afortunado porque tenía como vecina y amiga fiel en sus tardes, una biblioteca.

En la vida cada persona tiene un don que debemos explotar al ciento por ciento y precisamente Oscar lo hacía con perseverancia y disciplina, agrego melancólicamente, que cuando su padre le hizo un gesto de gratitud le sucedió algo asombroso que recuerda en su diario vivir “le dije a papa Roberto mi abuelo, que quería ser un escritor, un poeta, y me hizo un regalo que todavía tengo en casa, me regalo un diccionario enciclopédico que tiene seis tomos, cada tomo tiene 1300 páginas y están todas las palabras del mundo” feliz y dichoso añadió con una sonrisa que acobijaba la mañana  y despertaba orgullo por el más anhelado regalo de ese día.

Éste poeta es un hombre que desde muy pequeño le ha gustado describir cada paso de su vida, pero hay algo que no le agrada, que es vivir de la realidad, porque todo es ambiguo, la vida es un segundo, donde vives, mueres y dejas una huella; su visión ante la modernidad es triste “es horrible, es injusta, es dañina por la pasión del dinero el hombre destruyo la tierra, el capitalismo es horrendo tanto igual como el comunismo” y señaló que el escribir no es refugiarse en los poemas si no que es huir de la realidad convencional que acaricia sin piedad las mañanas de la ciudad.
                                                    Redacción: Génesis Patricia Soler Gelves 

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