En la vida no necesariamente se
tiene que estudiar para conseguir lo que se quiere lograr, a veces solamente
con el talento que Dios nos donó y las ganas de perseverar, las metas se pueden
lograr.
Así, ha sido la vida del poeta
norte santandereano Oscar Augusto, un hombre de sesenta y cinco años de edad de
altura media, ojos color miel, con manchas en el dorso de los brazos por la
edad y el por el sol que lo acaricia sin piedad, cabello blanco y barba blanca,
lo acompaña todos los días en su diario caminar; porque su trabajo es circular
y escribir por donde quiera que vaya, dejando poemas, escribiendo lo que ve,
narrado historias en un papel y acompañándolo las hojas de su mochila negra.
Donde guarda cada texto como su más preciado tesoro.
Para Oscar uno de sus poemas
favoritos es el de bosque de niebla, Árbol del Secreto Origen que fue hecho el
23 de abril del 2012 en la torre del reloj en la ciudad de Cúcuta y recitándolo
con la fluidez de su voz y con alegría en su rostro, decía “árbol del secreto
origen, un cielo de jazmines acompaña el camino y un hombre de raíz cósmica
florece a su orilla, de rosas se usó de los venados, el trino del turpial, el
vuelo del gavilán, la iguana del almendro, la danza celeste de la mariposa
azul, son para el ensueño de sus ojos, relámpago que de silencio de su sombra
es luz y canto de un secreto origen, florece el día en las sagradas
iluminación, que silenciosa la desnuda en su mirarte vivo rostro, donde la
fiesta es buena quien la canta, en el inverso ojo del animal que es, la flor de
las acacias florecidas, encuentras el crepúsculo solar, la embriagues celeste,
enamorada del sueño resplandece, el sol de la vida que canta y vuela, ama la
intemperie del viaje, la travesía de sabia encendida, entre naranjos y
relámpagos de flores, efímera huella de sus ojos, la fugacidad que oculta la
lucidez de su sombra, delirio amoroso del cuerpo que la posee y la inventa”
esta es una estrofa de versos enamorados y ritmo cómico en el papel de un
hombre viejo y un corazón joven para inventar poemas al compás del tiempo.
Actualmente reside en la ciudad de
Cúcuta, pero está de vacaciones en la ciudad fría de Norte de Santander, vive
solo o al menos no con una persona, porque su vida son los libros, los poemas y
todo lo que puede escribir para dejar una huella en los lugares a donde ha ido
“Bueno es muy grato, estar en la ciudad de Pamplona, porque es una ciudad muy
bella, no tanto y tanto, tanto así también, por su arquitectura, si no por algo
más secreto que está vivo y permanente, y a la mirada de todos, con la cantidad
de jóvenes que hay en este lugar y que le da mucho calor a esta temperatura que
hoy nos acompaña, de la temperatura de la ciudad y esos jóvenes que alegran la
vida, que están ansiosos de conocimientos y saberes, es maravilloso” así
aseguro Oscar, decorándolo con hermosas palabras que llenan al lector de magia
y gusto, contextualizó diciendo que fue criado en el campo y la sabana,
relacionándose con la naturaleza viva y otras cosas donde se respiraba el aire
natural de vida y que con el pasar de
los años, son una marca.
Cuando estábamos sentados
conversando de sus antepasados, sonreía con gran alegría, que su felicidad se
reflejaba en la mirada de sus ojos y se perdía en un horizonte con destello
floreciente, que sus manos se balanceaban al puntualizar los amargos recuerdos
más frescos de su mente. Asegurándome que no le gustaba echar memoria, que eso
era mejor así para no hacerse daño. Al escuchar esas palabras, me decía, tal vez
tenga razón ¿para qué volver atrás si lo que importa en lo de ahora?, pero, las
vivencias y las huellas hacen parte fundamental de la vida humana, por ende, es
mejor contar lo que te hace reír. Y fue cuando empezó a contarme “Si yo soy
sincero, como el agua del rio y tan transparente como el vuelo de un ave, yo
diría que soy un niño campesino que aprendió a leer y a escribir en el campo” relato
pausadamente y con dolor en el tono de su voz, tanto así que sus palabras
conmovieron mis sentimientos. Complemento con entusiasmo, que en su infancia no
tuvo la oportunidad de tener libros para reforzar su aprendizaje; pero era
afortunado porque tenía como vecina y amiga fiel en sus tardes, una biblioteca.
En la vida cada persona tiene un
don que debemos explotar al ciento por ciento y precisamente Oscar lo hacía con
perseverancia y disciplina, agrego melancólicamente, que cuando su padre le
hizo un gesto de gratitud le sucedió algo asombroso que recuerda en su diario
vivir “le dije a papa Roberto mi abuelo, que quería ser un escritor, un poeta,
y me hizo un regalo que todavía tengo en casa, me regalo un diccionario
enciclopédico que tiene seis tomos, cada tomo tiene 1300 páginas y están todas
las palabras del mundo” feliz y dichoso añadió con una sonrisa que acobijaba la
mañana y despertaba orgullo por el más
anhelado regalo de ese día.
Éste poeta es un hombre que desde
muy pequeño le ha gustado describir cada paso de su vida, pero hay algo que no
le agrada, que es vivir de la realidad, porque todo es ambiguo, la vida es un
segundo, donde vives, mueres y dejas una huella; su visión ante la modernidad
es triste “es horrible, es injusta, es dañina por la pasión del dinero el
hombre destruyo la tierra, el capitalismo es horrendo tanto igual como el
comunismo” y señaló que el escribir no es refugiarse en los poemas si no que es
huir de la realidad convencional que acaricia sin piedad las mañanas de la
ciudad.
Redacción: Génesis Patricia Soler Gelves
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